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3 feb 2015

ENTREVISTA A RAFAEL MARÍN SOBRE “W DE WATCHMEN”



EMBRYO (E): Suponemos que el libro teórico “W de Watchmen” (2009) es propiciado editorialmente para aprovechar las energías que inyecta la promoción de la adaptación del cómic a película en esa fecha. ¿Pero qué motiva a Rafael Marín a escribir sobre el tema, una serie publicada hace tantos años?

RAFAEL MARÍN (RM): La editorial me propuso que escribiera el libro, para aprovechar precisamente el estreno de la película. Les dije que no. Diez minutos más tarde, dije que sí. Y me puse manos a las teclas.


E: Realizas un detallado estudio de paralelismos, estructuras, relaciones, alusiones que encuentras en Watchmen, resaltando incluso que en el gran puzzle conformado aparecieron “coincidencias no previstas” en principio por los autores. Anteriormente ya has utilizado alguna de esas técnicas en tus propias obras, y este libro se estructura en 9 capítulos con unos títulos bastante elaborados y sugestivos, ¿obedecen también a algún tipo de ejercicio formal a modo de inspiración/homenaje?


RM: Es posible. Moore es un maestro y sería una pedantería decir que en mayor o menos grado soy alumno suyo. Pero es verdad que al examinar esta obra ves, aunque sea subconscientemente, en qué se parece y en qué se diferencia de tu propia forma de abordar el proceso creativo.


E: Afirmas que “Watchmen acercó la historieta a un público que de otra manera no se hubiera acercado a ella”. Es posible que en la actualidad el cine haya gigantizado ese efecto, llevando la mirada del gran público hasta esta obra, hasta el punto de que algún espectador haya acudido directamente desde la pantalla a W de Watchmen, sin pasar por el cómic. ¿Cómo valoras eso?

RM: No creo que nadie haya leído mi libro desde la película. En todo caso, habrá leído el cómic tras la película y, quizá, se habrá leído luego el libro después del cómic.


E: Señalas a Dave Gibbons como co-autor de la historia más que como el dibujante, con multitud de ejemplos y citas. Él muestra una postura diferente sobre la adaptación de Watchmen a otros medios respecto a la del guionista, Alan Moore, y además comentas que Gibbons ha valorado positivamente la película terminada. Si hay sobradas razones por las que se defiende la no adaptación, ¿a qué piensas que obedece la diferencia de opinión entre ambos creadores?

RM: Moore se ha desembarazado de Watchmen: ha hecho otras muchas cosas. Gibbons, aunque también ha hecho otras muchas cosas, siempre será el dibujante de Watchmen. Siempre le pedirán que dibuje a los personajes en convenciones. Recordemos que tras el estreno de la película se sacó un libro con bocetos y diseños y páginas. La pela es la pela.


E: ¿Qué porcentaje de participación crees que tiene Gibbons en que la maxiserie original resultara como la conocemos? ¿Cómo podría haber sido sin él?

RM: Moore respeta el trabajo de Gibbons y es capaz de integrar los detallitos inconexos que Gibbons va incluyendo. La cuadrícula narrativa de Gibbons, y su claridad expositiva, permiten que los dos autores te lleven de la mano. ¿Qué otro autor podría haberlo hecho? Sólo se me ocurre el Steve Ditko de los viejos tiempos. Una obra como “La broma asesina”, de cuadrícula similar a Watchmen, no tiene la misma fuerza ni los mismos matices. ¿Por qué? Porque Bolland, grandísimo dibujante, no es Gibbons.


E: En los primeros capítulos del libro dedicas un amplio espacio a la contextualización del marco histórico y cultural en el que se encuadra Watchmen, así como de la trayectoria de su guionista. Sin embargo, cuando unes este trabajo con su carrera posterior confiesas que no entiendes bien que Moore se autoproclame mago (página 110), indicando que puede ser una locura genial o una pose teatral como tantas de las técnicas formales en la serie que tratamos. El escritor defenderá con numerosos escritos y estudios de seriedad el papel de la magia en la creación, incluso remontando su influencia a cuando no la practicaba, como en la época de Watchmen o Swamp Thing. ¿Ves la etapa actual como una ruptura en la carrera del creador?

RM: No sé dónde Moore está de coña y dónde habla en serio. El proceso de creación, sí, es caótico y lleno de extrañas coincidencias. Si eso es magia, llamémosle magia. Pero adorar serpientes y lo demás me parece cosa de showbusiness. Me interesa ver qué ha escrito en esa novela de infinitas páginas que ha hecho ahora.


E: ¿Por qué valoras Watchmen más como serendipia (tesis apoyada con declaraciones del propio Alan Moore) que como cristalización de ideas y temas que el escritor llevaba trabajando en años anteriores, y que tuvieron el espacio y las circunstancias adecuadas para tomar forma?

RM: No olvidemos que Watchmen, en principio, es un trabajo de encargo. Usa personajes ajenos que, por una de esas piruetas del destino, se convierten en personajes propios y en una obra de autor. Watchmen es, entre otras muchas cosas, una reflexión sobre el medio del cómic: lo que pasa tiene sentido dentro de un cómic (y no, por ejemplo, en una película). Más que cristalización de ideas, me parece que es aportar otro punto de vista a ideas ya exploradas por otros autores y por él mismo. Sería interesante cotejar el concepto de Watchmen con, por ejemplo, el de Miracleman, tan opuesto y a la vez tan parecido.


E: En tu libro encontramos un completo catálogo de juegos de palabras, sentidos o sugerencias que se pierden en la traducción del inglés. En una obra tan abierta a interpretaciones como Watchmen, lo señalas en varias ocasiones, es manifiesta la mengua de algunas de ellas por esta causa. Acláranos si eres más partidario de disfrutar las obras en la lengua en que se concibieron o qué mecanismos podríamos o deberíamos tener en cuenta si empleamos la cultura de la traducción. 
 
RM: Soy traductor, con lo cual no voy a tirar piedras contra mi propio tejado. En una novela, se puede solucionar un juego de palabras o incluir una nota al pie. En un tebeo, vamos demasiado cortos de espacio y hay detalles que se escapan (Ese “Bajo la máscara” que juega con el capó del coche, por ejemplo). No vendría mal que en los comics se pusiera, si es necesario, una nota al pie también, o en el interior de las portadas, que expliquen algún detalle intraducible. Retocar los rótulos o pintadas no me parece de recibo.


E: Dejas clara tu opinión de que Watchmen es un trabajo cerrado, si bien su gran valor es que se abre a numerosos análisis y relecturas atemporales, como obra maestra que es. Aunque en el capítulo 8 sí expones que tras la publicación de la obra, cuando Alan Moore aún trabajaba en DC entendemos, se planteó una serie sobre los personajes Minutemen, que habían quedado aquí más sugeridos que explicados; incluso fijas tu mirada en “The New Frontier” trabajo de Darwin Cooke en el que interpreta a uno de los personajes de este primer grupo de vigilantes. Precisamente, Cooke ha realizado el capítulo dedicado a los Minutemen en el proyecto contra la voluntad de Moore que ha lanzado DC: “Before Watchmen”. ¿Qué opinión te merece esta reciente decisión editorial, que lógicamente no pudiste tener en cuenta durante la redacción de tu libro? ¿Sería justificable en algún caso, como el de los Minutemen?
 
RM: Watchmen es grande porque empieza y termina, porque no tiene que estirarse hasta el infinito ni estirar una continuidad. Es, en ese aspecto, una novela dibujada con planteamientos de novela. Era lógico que tarde o temprano se intentara explotar el tema. Con Moore o sin Moore. Reconozco que yo mismo había fantaseado una continuación que no llegamos a presentar a DC, cosa que en cualquier caso me parece más interesante que el “Before Watchmen”, que no hace más que rellenar huecos innecesarios. Me interesa, como lector y como autor, ver cómo sería hoy el mundo de Watchmen, en qué se parecería y en qué se diferenciaría del mundo real, cómo se podría hacer crítica social a partir de esas premisas, como hizo la serie original.


E: En atención al recurso con que abres y cierras W de Watchmen, ¿has realizado una relectura de Watchmen después de escribir tu texto? ¿Alguna nueva visión, un aspecto diferente que quieras compartir?

RM: No he vuelto a releer Watchmen. En parte, porque sé que descubriría cosas nuevas, en parte porque no tendría dónde contar esas cosas nuevas. 

 

3 nov 2014

"LA AUTOPSIA DEL HÉROE", de J.J. Vargas

Si tuviéramos que destacar algún libro teórico dedicado a Alan Moore entre los que contamos en nuestro idioma, probablemente nos quedamos con "LA AUTOPSIA DEL HÉROE", de J.J. Vargas. En este tomo de 320 páginas publicado por Dolmen, el autor hace un exhaustivo recorrido cronológico por las obras más importantes del creador inglés, centrándose sólo en las del medio cómic (como guionista, sobre todo). 

Precisamente, en la reducción del ámbito de estudio es donde más estriba la crítica que se le pueda achacar, pues se marginan incursiones en otros medios que son bastante representativas en la trayectoria de Moore. Este detalle ya es reconocido por J.J. Vargas en su prólogo, en el que justifica la elección del medio historieta por lo inabarcable del proyecto general. Efectivamente, su planteamiento ya es ambiciosísimo, tan vasto es el campo de trabajo relevante sólo en esta materia. 

La estructura del tomo nos propone una visitación lineal por los títulos más destacados del escritor, desde Sounds hasta 2010, fecha de publicación del libro. Cada artículo se centra en una obra o una etapa mooreana que podemos leer de principio a fin o seleccionar según nuestro interés, ya que hay una vocación enciclopedista. Nos parece que todos ellos están elaborados con minuciosidad y criterio, siendo inmensos la densidad de conceptos y referentes con los que se relaciona cada tema; no obstante, sin dejar de destacar este dominio soberbio del contenido a tratar, el texto es accesible, con un lenguaje ameno y siguiendo un discurso didáctico. Esto se manifiesta en la síntesis de ideas complejas, bien y constantemente explicadas, que además se relacionan entre sí, llevándonos alante y atrás de un capítulo a otro (con lo que surge además un sentido narrativo como libro en sí para leer y disfrutar, aparte de manual de consulta). Un acierto pleno es la relación constante entre trabajos y biografía de Moore, tanto el relato de hechos representativos como los detalles importantes que surgen en argumentos o viñetas seleccionados.


Uno se pregunta cuánto tiempo se habrá necesitado para que este volumen tome forma. En primer lugar, tenemos la dedicación lectora a hacer de un cuerpo tan rico y extensísimo como es la obra de Alan Moore; sólo esto ya requiere horas y horas, de disfrute, sí, pero un sacrificio importante, tomando tantas notas. Luego está la investigación necesaria para haber conseguido la calidad literaria y referencial que alcanza, y curiosamente la bibliografía citada no es tan amplia, aunque sí es verdad que recibe una herencia importante de los trabajos de la revista Dolmen y el acceso que ha gozado a la tesis no publicada (aún, lamentablemente) de Jesús Jiménez Varea, compañero profesional en Sevilla de Vargas. Obviamente, luego habrá sido preciso un periodo de conceptualización personal para estructurar el trabajo, y eso sin contar el acceso a la fuente directa con el propio autor estudiado que en este caso se asegura desde las mismas páginas que no ha habido acceso (sólo lecturas de textos y entrevistas de Moore). En suma, un libro de propósito casi utópico que ha tomado exitosamente la forma que tenemos en el mercado.

Ejemplo de la otra vocación de entretenimiento que ofrece este manual es su epílogo, en el que Vargas bromea con el hecho de que los fans deifiquen a Alan Moore aturdidos por la abismal proliferación de trabajos calidad del creador, aunque ya en serio reconoce la necesidad que se tiene desde el medio del cómic de dignificar y abrir para la cultura en general a sus obras y trayectorias más destacadas, como es el caso. Ojalá se hicieran necesarios muchos más libros así. Igualmente, en este final nos justifica el título del libro, que curiosamente es el mismo que el del capítulo dedicado a La Cosa del Pantano, pero visto de una manera global se constituye como una moraleja en la que desde la perspectiva de Moore nos invita a hacer una "autopsia" (descubrimiento) del "héroe" (es decir, de cada uno de nosotros mismos).

Existen en castellano otros compendios  complementarios a esta lectura, como el "Storyteller" de Gary Spencer Millidge, menos profundo en sus apreciaciones pero sí con más datos directos; y también tenemos fantaśticos escritos y tomos sobre temas concretos. Aunque a la espera de que en nuestro mercado se publique el afamado trabajo de Lance Parkin nos da la impresión de que el libro general más completo y útil sobre Alan Moore que podemos hallar es éste del que hablamos aquí. En definitiva, no podemos más que destacar y recomendar "La autopsia del héroe" para cualquier estudioso o aficionado de la trayectoria de Alan Moore.

23 jun 2014

¿LA ÚLTIMA ENTREVISTA DE ALAN MOORE? [Archivo Descargable]


Nuestros amigos de Rebel Studios nos traen en exclusiva para "Embryo"  la ultimísima -y kilométrica- entrevista al maestro Moore, con primorosa traducción y maquetación de nuestro colaborador Frog2000. Al fin podéis leer al completo en castellano una de las charlas más polémicas y demoledoras del genio de Northampton junto a su amigo Padraig O´Mealoid, en la que desgrana todas las controvertidas situaciones en las que el escritor se vio envuelto en este periodo -acusaciones de racismo, de exaltación de la violencia contra las mujeres, su eterno feudo con Grant Morrison- y en el que vemos a un Moore más combativo, lúcido y expresivo que nunca. Y además incluye una introducción al contexto de lo que vais a leer y una galería de fotos e imágenes relacionadas. ¡60 páginas! Para leer "online", descargar o imprimir. Una verdadera joya para conocer el estado actual del cerebro más alabado del mundo de los cómics a un solo click en el siguiente enlace:

13 mar 2013

MAGICAL MISTERY MOORE

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La base de la comunicación entre seres vivos reside en la codificación, y la forma en que ésta se haga deriva en los diferentes medios de expresión, artes en su grado máximo. Quizás una de las más inmediatas sea la música, como rito instintivo o festejo del ánimo. También el dibujo, y ambos modos son utilizados tanto por el ser humano como por otros grupos de la naturaleza. Por ello no es extraño contemplar artistas que se sientan movidos a crear indistintamente en uno u otro medio, si bien no sea habitual que destaquen en todos.

Éste es el caso de Alan Moore. Su años de formación en Inglaterra allá por los 70 coincidieron con movimientos culturales de corte alternativo (hippy) y un inquieto afán de experimentación. El tiempo quiso que él destacara en el cómic, al que se dedica profesionalmente, pero en realidad en su tiempo libre ha seguido cultivando su arte en otros medios, como la música. Hay que decir que nunca ha sobresalido tanto por ser un gran compositor, instrumentista o cantante, pero no ha estado inactivo; en su trayectoria encontramos letras, actuaciones como vocalista o discos. Quizás como nos dice Warren Ellis para él la cultura no es tan indivisible.

 El libro “MAGICAL MISTERY MOORE” que analizamos reúne un repertorio de líricas escritas por Alan Moore y adaptadas a cómic por otros artistas. Inspira su nombre en la película “Magical Mistery Tour”, en la que los Beatles unen su música al escenario del cine, también combinando diferentes medios de expresión, por tanto. Pero antes habríamos de resaltar que este proyecto tuvo varios antecedentes, como el disco “The Sinister Ducks” (1983), en el que ya se incluía una adaptación de la letra de la canción “Old gangsters never die”, elaborada por el mismo Moore (guión) y Lloyd Thatcher (apartado gráfico).
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Hubo algunas ocasiones más por medio, pero la idea no será ampliamente explotada hasta 1994, cuando la revista “Negative Burn” de USA Caliber fue incluyendo esporádicamente adaptaciones de letras de Moore entre sus números 9 a 37, labor realizada al completo por otros autores. El título de las canciones, transformadas entre 1994 y 1996, es:

-Nº 9: Another Suburban Romance, por Ken Meyer Jr.
-Nº 10: London, por Richard Case
-Nº 11: Positively Bridge Street, por Phillip Hester
-Nº 12: 14.2.99, por Dave Johnson
-Nº 13: The Murders on the Rue Morgue, por Neil Gaiman
-Nº 14: Fires I Wish I’d Seen, por Colleen Doran
-Nº 16: Madame October, por Terry Moore
-Nº 17: The Hair of the Snake That Bit Me, por Bill Koeb
-Nº 18: Trampling Tokyo, por Arthur Adams
-Nº 19: Litvinov’s Book, por Richard Pace
-Nº 25: Chiaroscuro, por Dave Gibbons
-Nº 26: Me and Dorothy Parker, por Michael Gaydos
-Nº 28: Rose Madder, por James Owen
-Nº 35: Leopard Man At C&As’, por Jordan Raskin
-Nº 37: Town of Lights, por Mark Rickets

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Todas las citadas, excepto Another Suburban Romance y Town of Lights, fueron reunidas en un único volumen, titulado Alan Moore’s Songbooks. Parece ser que el propio Moore no quedó contento con todos los resultados, y ésas fueron las canciones sacrificadas.

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En el año 2000, un grupo de autores de habla hispana liderados por el autor ART BROOKS se organizaron con el apoyo de SULACO Ediciones y enviaron nuevas adaptaciones de algunos de aquellos poemas al propio Moore para conocer su opinión sobre ellas. Éste les respondió al respecto: “Sí, recibí el material, y me parece maravilloso”. A partir de aquí, contando con su apoyo, el propósito de darlo a conocer al público se puso en marcha a manos de Brooks y la citada editorial -malagueña. El resultado fue un bien editado tomo titulado –como hemos citado con anterioridad- “MAGICAL MISTERY MOORE” (2001). En él se recopilaron los trabajos de adaptación de las letras, elaborados completamente por los artistas y con los textos insertos en las viñetas en inglés, encontrándose detrás de cada historia la traducción completa al castellano.

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Parece una buena ocasión para escuchar la música al ritmo que se lee la historieta, disfrutando de lectura y sonido; sin embargo, no se incluyó en la publicación ningún material de audio adicional, y ni siquiera una referencia concreta en cada canción que nos informe dónde podemos acudir para conocerla o si es que nunca ha sido grabada. Por supuesto, nada que no arregle YOUTUBE y/o una consulta a la web de Pádraig Ó Méalóid (es lo que hacemos en el comentario particularizado de cada lírica).


La verdad es que estos trabajos de adaptación musical al cómic son poco habituales en la rutina de un lector de tebeos normal y corriente, sobre todo cuando nos perdemos una parte tan importante de ellos como la sonora. Aunque hay que decir que resultan interesantes, y una de las bondades que nos presentan es que además de sus facetas musicales cada texto es un poema capaz de evocar en nosotros historias con una gran carga imaginativa. Pero al contrario de los guiones de Moore, famosos por su detallismo y dejar poca parte de interpretación al dibujante, en este caso es a éste al que se le deja la mayor labor de interpretación de las palabras, que están llenas de poesía pero son breves y de significación más abierta en comparación con otros escritos del autor de Northampton. De ahí que haya varias versiones muy válidas de algunas de estas creaciones líricas.

Por el contenido, presumimos que todas estas letras pudieron componerse después de 1993, cuando Moore se autoproclamó mago, y aportó a partir de entonces esa nueva sensibilidad a sus nuevas creaciones; la irracionalidad o la seducción de las imágenes y formas, pura experimentación en busca de ideas intelectuales, añadieron un matiz diferente a los proyectos del autor inglés, que no buscan tanto ser comprensibles como dejarnos maravillar y dar forma en nuestra mente a los atractivos conceptos y diseños que Moore iba descubriendo en sus rituales.

Otros materiales adicionales que vienen en este libro son los textos introductorios de Rick Veitch y Francisco Naranjo más un artículo teórico de Art Brooks comentando la trayectoria musical de Alan Moore que nos resulta enormemente informativo y esclarecedor. Sergio Bleda realiza la portada doble, las traducciones son de Linda Malbaski y Lorenzo Díaz, y además Ailantd nos ofrece una ilustración representativa tras cada adaptación de canción, en un estilo que combina la técnica manual y el uso del collage, conectando bastante bien con el sentido de las letras.

Veamos ahora un pequeño análisis de cada uno de estos trabajos de trasvase a cómic incluidos en el libro:
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-“THE HAIR OF THE SNAKE THAT BIT ME”, por Sergio Bleda.
Con ritmo pausado, el pregonero del Gran Teatro Egipcio de las Maravillas nos va mostrando el espectáculo que ofrecen, destinado a despertar en nosotros nuevos aspectos propios, que quizás nos resulten desconocidos y extravagantes, pero que serán capaces de elevarnos a un estado de mayor conocimiento y autocontrol. Sergio Bleda expone estas frases de una forma bastante narrativa, como si disfrutar de ellas formara parte de la misma atracción. Su dibujo emplea un realismo bastante plástico que a veces resulta caricaturesco, otras conceptual.
Cabe destacar que esta composición formó parte del espectáculo “The Moon and the Serpent Grand Egyptian Theatre of Marvels” de 1996, que sólo fue interpretado una vez, en directo, y que conservamos gracias a las grabaciones realizadas del evento. Posteriomente se incluyó en el disco Hexentexts.

http://www.youtube.com/watch?v=NtyKsEebWvI

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-“LEOPARD MAN ON THE C&A”, por Martin Cáceres.
Se nos cuenta de forma poética un tiempo futuro en el que la tecnología ha avanzado sobremanera, y sin embargo ha sido asimilada también por la propia naturaleza, creando un estado salvaje que combina ambas. Martin Cáceres desarrolla aquí un estilo muy técnico, de línea fina y precisa, y de modo bastante academicista, con rotundas formas geométricas como viñetas que contrastan con la profusión de detalles que contienen en su interior.

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-“FIRES THAT I WISH I’D SEEN”, por Vicente Cifuentes.
Tenemos un atractivo concepto como temática de esta canción: el Cielo está completamente colapsado y está expulsando de nuevo a la vida a la gente que muere. Vicente Cifuentes recrea una coreografía (al estilo de los recursos en que se puede mover un videoclip) en la que se condensa mucho más el uso del texto, es decir, una misma imagen evoca diferentes líneas del poema de Alan Moore; potencia mucho el uso del blanco y negro y los movimientos del punto de vista.
 
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-“14.2.99”, por Juan José R&P.
Relata un encuentro sexual completamente virtual entre dos amantes, en el que las cosas son como ellos desean, aunque en la realidad no pueda ser así. Juan José R&P realiza un dibujo realista muy profuso y detallado que tiene en cuenta la página entera como diseño de las viñetas.

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-“THE TOWN OF LIGHTS”, por Fred Torres.
Anuncia un nuevo mundo para los humanos en que todas las injusticias puedan cambiar; en palabras de Moore, pretende ser “un himno espiritual que provoque un nexo entre el destino y el alma. El conjunto es narrado gráficamente por Fred Torres con un brillante empleo de la luz. El dibujo tiene un estilo diluido pero siendo perfectamente descriptivo y detallista, también integrando el diseño de página y viñetas.
Esta canción fue interpretda en el espectáculo “The Moon and the Serpent Grand Egyptian Theatre of Marvels” de 1996.


-“SIMMETRY BECOMES IT”
Esta composición inédita hasta la fecha fue realizada por Alan Moore en exclusiva para esta publicación, pero llegó a última hora y no se realizó adaptación de ella. Sí se incluye en el libro la versión original en inglés y también la traducción al castellano que hizo Lorenzo Díaz; éste hace un correcto trabajo aunque reconoce la dificultad de la tarea al estar realizada de forma completamente simétrica (palindrómica: palabra a palabra, de forma que al invertirlas sigan teniendo sentido). El poema pretende presentarnos en su primera parte una ruina que nos acecha hasta alcanzar lo más interior de nosotros, la luz ASMODEO, y a partir de ahí empleando las mismas palabras justo a la inversa consigue darle la vuelta al punto de vista, ofreciendo la luz ASMODEO de nuestro yo como salvación ante esa ruina.
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Art Brooks nos relata que este mismo libro fue publicado en Estados Unidos por la editorial AVATAR PRESS bajo el nombre de “ALAN MOORE MAGIC WORDS”. Según nos prueba, en 2002 estuvo una temporada en lo más alto de la lista de ventas del mercado USA, y pesar de ello y de usar íntegramente el material de SULACO Ediciones parece ser que no le aportaron nada de los beneficios, ni tampoco a sus autores. Brooks lo tacha de “robo” y asegura que no volverá a trabajar más con ellos n el futuro. No fue el caso de Juan José R&P que en 2003 publicará por encargo de Avatar una nueva versión de “Another Suburban Romance”, una antigua canción compuesta por Alan Moore y Jamie Delano en 1976.

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Actualmente, en el mercado español disponemos de una nueva versión del libro “Magical Mistery Moore”, reeditada por Edicions de Ponent en 2008 a un tamaño mayor. En ella la novedad principal es que Ailantd junto a Art Brooks hacen una nueva adaptación para la letra “Fires I Wish I’d Seen”, además de añadir los grises a algunas de las historias de la edición anterior. 

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Por otro lado, la portada en esta ocasión es realizada por Keko, y se incluye una historiera de Bachan a modo de introducción, además de imágenes cortesía de John Coulthart y del Museo y Galería de Northampton. Gozamos además de una página titulada “Alfabeto del deseo” elaborada por Alan Moore y Todd Klein, aunque desaparece del contenido la canción “Simmetry Becomes It” si bien incluye un texto teórico de Warren Ellis sobre la faceta musical de Moore. También se amplía y actualiza el estudio sobre la trayectoria musical de Moore que realizó Brooks para la anterior ocasión.

Ante todo, estos trabajos de adaptación musical nos proporcionan a los aficionados a Alan Moore una lectura diferente y complementaria.