EMBRYO (E): Suponemos que el libro teórico
“W de Watchmen” (2009) es propiciado editorialmente para
aprovechar las energías que inyecta la promoción de la adaptación
del cómic a película en esa fecha. ¿Pero qué motiva a Rafael
Marín a escribir sobre el tema, una serie publicada hace tantos
años?
RAFAEL MARÍN (RM): La editorial me propuso que
escribiera el libro, para aprovechar precisamente el estreno de la
película. Les dije que no. Diez minutos más tarde, dije que sí. Y
me puse manos a las teclas.
E: Realizas un detallado estudio de
paralelismos, estructuras, relaciones, alusiones que encuentras en
Watchmen, resaltando incluso que en el gran puzzle conformado
aparecieron “coincidencias no previstas” en principio por los
autores. Anteriormente ya has utilizado alguna de esas técnicas en
tus propias obras, y este libro se estructura en 9 capítulos con
unos títulos bastante elaborados y sugestivos, ¿obedecen también a
algún tipo de ejercicio formal a modo de inspiración/homenaje?
RM: Es posible. Moore es un maestro y
sería una pedantería decir que en mayor o menos grado soy alumno
suyo. Pero es verdad que al examinar esta obra ves, aunque sea
subconscientemente, en qué se parece y en qué se diferencia de tu
propia forma de abordar el proceso creativo.
RM: No creo que nadie haya leído
mi libro desde la película. En todo caso, habrá leído el cómic
tras la película y, quizá, se habrá leído luego el libro después
del cómic.
E: Señalas a Dave Gibbons como
co-autor de la historia más que como el dibujante, con multitud de
ejemplos y citas. Él muestra una postura diferente sobre la
adaptación de Watchmen a otros medios respecto a la del guionista,
Alan Moore, y además comentas que Gibbons ha valorado positivamente
la película terminada. Si hay sobradas razones por las que se
defiende la no adaptación, ¿a qué piensas que obedece la
diferencia de opinión entre ambos creadores?
RM: Moore se ha desembarazado de
Watchmen: ha hecho otras muchas cosas. Gibbons, aunque también ha
hecho otras muchas cosas, siempre será el dibujante de Watchmen.
Siempre le pedirán que dibuje a los personajes en convenciones.
Recordemos que tras el estreno de la película se sacó un libro con
bocetos y diseños y páginas. La pela es la pela.
E: ¿Qué porcentaje de participación
crees que tiene Gibbons en que la maxiserie original resultara como
la conocemos? ¿Cómo podría haber sido sin él?
RM: Moore respeta el trabajo de Gibbons y
es capaz de integrar los detallitos inconexos que Gibbons va
incluyendo. La cuadrícula narrativa de Gibbons, y su claridad
expositiva, permiten que los dos autores te lleven de la mano. ¿Qué
otro autor podría haberlo hecho? Sólo se me ocurre el Steve Ditko
de los viejos tiempos. Una obra como “La broma asesina”, de
cuadrícula similar a Watchmen, no tiene la misma fuerza ni los
mismos matices. ¿Por qué? Porque Bolland, grandísimo dibujante, no
es Gibbons.
E: En los primeros capítulos del
libro dedicas un amplio espacio a la contextualización del marco
histórico y cultural en el que se encuadra Watchmen, así como de la
trayectoria de su guionista. Sin embargo, cuando unes este trabajo
con su carrera posterior confiesas que no entiendes bien que Moore se
autoproclame mago (página 110), indicando que puede ser una locura
genial o una pose teatral como tantas de las técnicas formales en la
serie que tratamos. El escritor defenderá con numerosos escritos y
estudios de seriedad el papel de la magia en la creación, incluso
remontando su influencia a cuando no la practicaba, como en la época
de Watchmen o Swamp Thing. ¿Ves la etapa actual como una ruptura en
la carrera del creador?
RM: No sé dónde Moore está de
coña y dónde habla en serio. El proceso de creación, sí, es
caótico y lleno de extrañas coincidencias. Si eso es magia,
llamémosle magia. Pero adorar serpientes y lo demás me parece cosa
de showbusiness. Me interesa ver qué ha escrito en esa novela de
infinitas páginas que ha hecho ahora.
E: ¿Por qué valoras Watchmen más
como serendipia (tesis apoyada con declaraciones del propio Alan
Moore) que como cristalización de ideas y temas que el escritor
llevaba trabajando en años anteriores, y que tuvieron el espacio y
las circunstancias adecuadas para tomar forma?
RM: No olvidemos que Watchmen, en
principio, es un trabajo de encargo. Usa personajes ajenos que, por
una de esas piruetas del destino, se convierten en personajes propios
y en una obra de autor. Watchmen es, entre otras muchas cosas, una
reflexión sobre el medio del cómic: lo que pasa tiene sentido
dentro de un cómic (y no, por ejemplo, en una película). Más que
cristalización de ideas, me parece que es aportar otro punto de
vista a ideas ya exploradas por otros autores y por él mismo. Sería
interesante cotejar el concepto de Watchmen con, por ejemplo, el de
Miracleman, tan opuesto y a la vez tan parecido.
E: En tu libro encontramos un
completo catálogo de juegos de palabras, sentidos o sugerencias que
se pierden en la traducción del inglés. En una obra tan abierta a
interpretaciones como Watchmen, lo señalas en varias ocasiones, es
manifiesta la mengua de algunas de ellas por esta causa. Acláranos
si eres más partidario de disfrutar las obras en la lengua en que se
concibieron o qué mecanismos podríamos o deberíamos tener en
cuenta si empleamos la cultura de la traducción.
RM: Soy traductor, con lo cual no voy a
tirar piedras contra mi propio tejado. En una novela, se puede
solucionar un juego de palabras o incluir una nota al pie. En un
tebeo, vamos demasiado cortos de espacio y hay detalles que se
escapan (Ese “Bajo la máscara” que juega con el capó del coche,
por ejemplo). No vendría mal que en los comics se pusiera, si es
necesario, una nota al pie también, o en el interior de las
portadas, que expliquen algún detalle intraducible. Retocar los
rótulos o pintadas no me parece de recibo.
RM: Watchmen es grande porque
empieza y termina, porque no tiene que estirarse hasta el infinito ni
estirar una continuidad. Es, en ese aspecto, una novela dibujada con
planteamientos de novela. Era lógico que tarde o temprano se
intentara explotar el tema. Con Moore o sin Moore. Reconozco que yo
mismo había fantaseado una continuación que no llegamos a presentar
a DC, cosa que en cualquier caso me parece más interesante que el
“Before Watchmen”, que no hace más que rellenar huecos
innecesarios. Me interesa, como lector y como autor, ver cómo sería
hoy el mundo de Watchmen, en qué se parecería y en qué se
diferenciaría del mundo real, cómo se podría hacer crítica social
a partir de esas premisas, como hizo la serie original.
E: En atención al recurso con que
abres y cierras W de Watchmen, ¿has realizado una relectura de
Watchmen después de escribir tu texto? ¿Alguna nueva visión, un
aspecto diferente que quieras compartir?
RM: No he vuelto a releer Watchmen. En
parte, porque sé que descubriría cosas nuevas, en parte porque no
tendría dónde contar esas cosas nuevas.
R.Marin, otro iluminado.
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