Las últimasdeclaraciones de ALAN MOORE sobre los CÓMICS DE SUPERHÉROES atacan
duramente al género y a sus lectores. Son breves pero tajantes
palabras. Dice que los superhéroes de hoy día son “abominaciones
que ya no significan lo que solían significar: ampliar activamente
la imaginación de un público de nueve a trece años”.
Según él, hoy día se dirigen a gente de entre 30-60 años
que, “en un sesgo significativo están interesados en
descubrir algo que pudiese validar su continuo amor por Green Lantern
o Spider-Man sin que de alguna forma pareciese que eran
emocionalmente subnormales”. Pero también afirma en la
misma entrevista que “no ha leído ningún cómic de superhéroes
desde que terminó Watchmen”, algo que no es cierto ya que al
menos en los 90 sí que lo hizo para Image, trabajando en personajes
enmarcados en la continuidad de esta editorial, incluso prologuea
libros recopilatorios de comics book como ‘Planetary’, ya en el
siglo XXI .
Seguro que estas
palabras son más bien el fruto de una mala relación de hace años
con las grandes editoriales que trabajan con el género de
superhéroes (DC Comics y Marvel), y obviamente también
responden al enfado por la adaptación contra su voluntad a
película de muchas de sus creaciones, además del lanzamiento de
“Before Watchmen”, con buena acogida en el
mercado para su contrariedad (como autor confiaba en que sus
lectores respetaran sus decisiones).
La susceptibilidad ante
el tema y el hecho de que últimamente le pregunten una y otra vez
lo mismo -todas sus entrevistas son siempre orales, donde el
lenguaje coloquial puede jugar malas pasadas- van endureciendo el
discurso de Moore, aunque desde aquí pensamos que tampoco
deberíamos trascenderlo más allá de una crispación pasajera. Con
lo que deberíamos quedarnos es, creemos humildemente, que sabemos
que Moore ya no desea trabajar más en esta industria y que por otro
lado su deseo principal como autor siempre de vanguardia es que el
género superheroico avanzara guiado por nuevos autores, no
rememorando anteriores glorias con miras sólo a lo comercial.
Hubo una época en
el pasado en que Alan Moore no tenía ni 9 ni 13 años, y en
cambio sí amaba a los superhéroes, como lector y autor.
Hablamos de la época de finales de los 70 y principios de los 80.
Su visión siempre afilada hizo que al mismo tiempo se burlara
también de él, operando desde el underground. Podría
parecer que entonces pensaba lo mismo que ahora, y sin embargo con
posterioridad realizó obras de superhéroes que se convirtieron en
obras maestras que trascendieron su propio ámbito.
¿Qué relaciones
existe entre parodias-arquetipos? ¿Es incompatible la
crítica con la dignidad para el género de vigilantes? Nuestro
co-editor de EMBRYO, Maese ABL, explora algunas cuestiones
sobre ello en este artículo:
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